lunes, 4 de mayo de 2009

"Miyazaki en el acantilado" ___________________

El director de películas como “El viaje de Chihiro” o “La princesa Mononoke”, el japonés Hayao Miyazaki, vuelve a lanzarse la mar del público más pequeño con “Ponyo en el acantilado”.

Ponyo, un pez princesa, quiere convertirse en una niña cuando conoce a Sosuke. La lucha de Ponyo para conseguir hacer realidad su deseo despierta a los espíritus del mar y provoca un tsunami que inunda el pueblo en el que vive Sosuke. La búsqueda de la madre de Sosuke, un niño de cinco años, es el argumento paralelo que aporta el toque más realista a la obra.

“Ponyo en el acantilado” reinterpreta el mito de “la sirenita” desde la óptica tradicional nipona más simple. Miyazaki abandona la complejidad argumental de sus anteriores trabajos para recuperar la narrativa de obras como “Mi vecino Totoro”.

La magia y los tonos cálidos de esta película anime también dejan lugar, entre sonrisa y suspiro, a la carcajada. La madre de Sosuke, Elisa, es uno de los personajes retratados con más cotidianeidad; las carreras al volante o las discusiones con su marido es un guiño cómico al público adulto.

Los espíritus de la Tierra, y en este caso, del mar, despiertan en “Ponyo en el acantilado” para recordar a los espectadores, una vez más, la importancia de la conservación de la naturaleza. La ecología, así como el del respeto a los ancianos, son ya temas constantes en la obra del realizador nipón.

Mayores a los que el cuerpo de Miyazaki ya entiende. Con 70 años, este director sigue produciendo películas que abordan arquetipos universales pero que conservan la estética tradicional japonesa. Dos factores que consiguen un resultado magistral en “Ponyo en el acantilado”, una película muy fresca que será bien recibida por pequeños y mayores, entre orientales y occidentales.

1 comentario:

J. Pedro Marfil dijo...

Ponyo... si lo dices rápido es como decir una palabra malsonante. (BROMA).
El que tiene talento, tiene talento y ese tipo, por lo que se ve, lo tiene.