Esta es una nueva Asociación de Ideas que comienza con una noticia del diario ocurrida durante la Semana Santa y es la religiosidad o la espiritualidad entendida por los artistas en esta última época lo que guía este nuevo post de conceptos encadenados.
1) "La Pasión según San Mateo", de Bach
Esta mañana he leído una noticia en elperiodico.com que hablaba del irrespetuoso público de Palau de la Música. La institución, para hacer una oferta diferente había programado la obra de Bach típica de Semana Santa, "La Pasión según San Mateo" de Bach junto con la proyección de dos obras del videoartista Bill Viola. La idea es que las dos artes dialogaran y, la videocreación funcionara como retablo religioso del Quatrocento. La intención era crear una atmósfera mística pero parece que el público del Palau no encontró atractiva, o apropiada, la propuesta e interrumpieron el espectáculo con toses y estornudos voluntarios.
Esta obra de Bach es una de las más conocidas de la música clásica europea ya que se suele interpretar cada Semana Santa. Representa la pasión y muerte de Cristo según el Evangelio de San Mateo y es la pieza más extensa escrita por el compositor. Curiosamente, este clásico no fue acogido con mucho entusiasmo en su época por ser considerada "demasiado operística".
2) "Emergence", de Bill Viola
Las obras de Viola que se proyectaron fueron "Emergente", de 2002 y "Departing Angel (Five Angels for the Millennium)", de 2001. Cuando aún era un niño el artista cayó de la barca en la que iba con su padre. No sabía nadar y hasta el momento del rescate fue descubriendo en las profundidades imágenes sobrecogedoras. Desde entonces el agua es una de sus obsesiones y, quizás, la velocidad en la que en esta nos movemos, también. Ante esta propuesta artística que hizo el Palau Viola comentó: "Las obras se unen con la música de Bach para crear una experiencia memorable. Hay cosas que la ciencia no puede explicar, sólo el arte".
3) Mark Rothko
Creo que Rothko es otro de los artistas menos comprendido por el público general. Sus cuadros no son simplemente la combinación de dos rectángulos de colores aleatorios, sino que estos representan una división entre el cielo y la tierra, el nuevo orden que deviene tras el "Dios muerto" de Nietzsche.
El simbolismo de color en Rothko es esencial para que la luz emerja del cuadro y los rojos, verdes, negros y blancos que se repiten obsesivamente como los cuatro elementos que forman el cosmos. Él defendía que los cuadros no necesitaban mucha luz porque tenían su propia luz interna. Una cita que alcanzará todo su sentido en su obra culmen, "La Houston Chapell"; donde sus catorce paneles de gran extensión abren espacios rectangulares negros y se confunden con las puertas del templo octogonal.
La fuerte espiritualidad de Rothko, construida en gran parte por el choque de sus raíces judías, su infancia en Rusia y el recuerdo de los iconos ortodoxos; su traslado a América o la lectura de filósofos como Freud o Nietzsche, hicieron que el artista se fuera purgando al igual que hacía con su pintura. Una evolución tan similar que parecen la sombra o el reflejo en el espejo una de otra. Una fragmentación, desfiguración y abstracción que solo pudieron culminar con la propia autonegación del pintor como ser individual para fundirse, como los colores en sus retablos, con el cosmos místico.
4) "Pietá", de Andrés Serrano
Y por último un ferviente cristiano e hispano descendiente muy discutido por su obra, Andrés Serrano; quién ha fotografiado a miembros del Ku Klux Klan, cadáveres en la morgue o ha sumergido un crucifijo en orina. Su manera de entender la espiritualidad -muy particular, no lo niego- tampoco ha sido bien recibida por el público beato ni mucho menos por el Vaticano. Aquellos que no ven en lo escatológico ningún atisbo de arte también tienen su derecho a detestar al artista, pero en este caso nos centramos únicamente en la religión. Les guste o no a los católicos Serrano es una persona religiosa y es en el uso de los símbolos católicos donde encuentra su manera de expresar su espiritualidad, reinterpretar hasta terminar rompiendo los símbolos para poder crear así unos nuevos. Y reivindica su derecho a hacerlo: "As a former Catholic, and as someone who even today is not opposed to being called a Christian, I felt I had every right to use the symbols of the Church and resented being told not to".
El público puede sentirse identificado con una religión, una tradición o un sentimiento espiritual, o puede no hacerlo. Pero en ninguno de los casos está justificada la actitud de los maleducados del Palau. No se trata de creer en un ser superior en ninguno de los casos de artistas espirituales expuestos anteriormente, sino de comprender su obra y compartir con él, más allá de su religión, un estado de espiritualidad y sensibilidad especial. Las imágenes de Viola son más que personajes representantes de una tradición católica. Son movimiento fluido y ambiente que consigue que el espectador aguante la respiración para contemplar el fluir del agua. Las pinturas de Rothko son luz y muchas de las fotografías de Serrano son extrañamente bellas.
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