martes, 17 de enero de 2012

Banana Yoshimoto, relatos del callejón

Empezar un libro de Banana Yoshimoto es como abrir la puerta de la cocina de la abuela. Los olores a comida casera japonesa se escapan de las páginas y despiertan el apetito del lector. "Creo que la cocina es el lugar del mundo que más me gusta. En la cocina, no importa quién ni cómo sea, o en cualquier lugar que se haga comida, no sufro", ya escribía la autora en Kitchen, su primera obra. El último libro es un delicado menú degustación de cinco relatos: "La casa de los fantasmas", "¡Mamáaa!", "La luz que hay dentro de las personas", "La felicidad de Tomo-chan" y "Recuerdos de un callejón sin salida", que da nombre al conjunto. 

Este es el libro preferido de Yoshimoto, y sin embargo, la autora pide perdón por la tristeza que esta obra contiene. Una tristeza necesaria -según afirma en el epílogo- para "limpiar la pena acumulada". Y también una tristeza exquisita que parece situar a todos los personajes en un mismo punto de partida: la extraña y desoladora calma que queda después de una tormenta. 


Tras vivir situaciones emocionalmente dolorosas, todos los protagonistas deben enfrentarse de nuevo a la vida diaria. En el relato que da nombre al libro, Mimi se refugia en un apartamento de su tío cuando su prometido la abandona. Un trabajador del bar del callejón en el que vive será quien la ayude a salir de encierro y a transitar el duelo. Mientras que en "¡Mamáaa!" una comida envenenada es la tormenta que lleva a la protagonista a enfrentarse con su pasado y con su madre. 

Las relaciones personales y familiares, el amor, los recuerdos de la infancia, la nostalgia, la soledad o la búsqueda de la felicidad, junto a la preocupación por el detalle, son parte de la estética aparentemente naïf de la autora: "Volví a adormecerme envuelta en aquel agradable edredón, embelesada, como embriagada por mi propio calor corporal, mientras contemplaba el cielo gris que anunciaba otro día de nieve." ("La casa de los fantasmas"). 

Entre los recuerdos inocentes y la profunda reflexión interior, Yoshimoto no se pierde en el callejón buscando al gato. Sabe bien dónde se encuentra, se detiene conscientemente para analizar con lupa esas pequeñas emociones. Y despacio gira sobre sus talones para buscar a su alrededor esa "luz que hay dentro de las personas" con la que emprender la nueva construcción del yo. 

 Publicado originalmente en El País Cultural 6/enero/2012 

2 comentarios:

MODERNAS DE MONTEVIDEO dijo...

Lo buscaré y tambien a Kitchen, hace un tiempo ya que quiero incursionar en la literatura japonesa.

Saludos,

Mer

http://www.modernasdemontevideo.com

Marie... dijo...

Mer,

Si quieres cuando te vea te llevo Recuerdos en el callejón.
Beso y gracias por tus comentarios