Dmitri Shostakovich, uno de los compositores más relevantes del siglo XX, nos descubre su cara más rebelde en el ciclo de conciertos Ibermúsica. El pasado martes 5 de mayo el Auditorio Nacional homenajeó al músico ruso con la programación de sus composiciones para piano, cuarteto y quinteto de cuerda.
Alexei Volodin al piano interpretó magistralmente y sin pausa los 24 preludios para piano. Nadie mejor que otro ruso, como es Volodin, para comprender las misteriosas y vitales obras de Shostakovich. El cuarteto Casals, compuesto por Vera Martínez, Jonathan Brown, y Abel y Arnay Tomás, hizo las delicias del público con los tres tiempos del cuarteto para cuerda número 7 en Fa # menor. La sutileza pero precisión con la que los instrumentos se contestan despliega la riqueza melódica que las obras de este compositor encierran. Y es que Shostakovich no solo encierra melodía y contrapunto, sino misterio y tensión tonal, y atonal, que obsesiona a los musicólogos con la búsqueda constante de mensajes ocultos.
Tras el descanso de músicos y público, el gran auditorio volvió a llenarse con la vibración de las cuerdas. El piano acompañó en el escenario al cuarteto Casals para interpretar Quinteto para piano y cuerda en Sol menor del compositor ruso. Cinco movimientos que alcanzan su máximo dramatismo en la fuga de aire barroco. Ni siquiera el Finale Allegreto consiguen borrar de los espectadores la inquietante sensación que la controvertida música de Shostakovich provoca.
El repertorio de cámara del artista que Ibermúsica presenta está titulado como “El otro Shostakovich”. Esta interpretación responde a la doble actitud vital y musical del compositor; mientras sus grandes obras para orquesta responden a su deber con el régimen soviético, en las partituras de cámara encontramos a un músico que se replantea la situación política una y otra vez.
Otra de las obras determinantes de Shostakovich es “Lady Macbeth de Mtsensk”. Una ópera que consiguió el éxito inmediato del público pero que fue sentenciada por el diario Pravda de “caos en lugar de música” y prohibida por Stalin. Shostakovich es una de las figuras que marca el canon de la música instrumental del siglo XX, pero son sobretodo esas obras que cuestionan el poder establecido y en las que denuncia el antisemitismo las que elevan a este artista de propagandista musical soviético a genio internacional.
1 comentario:
Shostakovich realmente sorpreprendente (para bien), Lied en La Zarzuela realmente mortífero :D
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