Para distinguir la Mezquita Azul de las otras mezquitas de la ciudad, mira a sus minaretes y cuenta seis. Si están los seis y al girar la cabeza ves Santa Sofía, entonces has llegado a tu destino. Y es que el sután Ahmed I la construyó para desafiar la belleza de la antigua iglesia.
Casi nos quedamos sin ver el interior de esta obra de arte, ya que fuimos el viernes y era día de oración. Si os ocurre, esperad o preguntad a que hora termina, ya que es una obra de arte y un lugar de culto impresionante.
Las pesadas cúpulas se sostienen por cuatro columnas y la sobriedad de la piedra exterior contrasta con la luz que las lámparas proyectan sobre los azulejos de tulipanes típicos de Izmir. Y es que, aunque los tulipanes se asocian a Holanda, el vocablo viene del persa y Turquía ya los cultivaba en el año 1000.
Al cruzar un pequeño parque otro enorme edificio rosado de obligada visita, Aya Sophia, Hagia Sophia o Santa Sofía. Distintos nombres para un mismo espacio de culto que tantas veces ha cambiado de religión. Construida por Justiniano I en el siglo VI, cuando Estambul se llamaba Constantinopla, como iglesia bizantina. Y como tal se usó durante casi mil años, pero en 1453 los turcos conquistaron la ciudad y la convirtieron en mezquita añadiéndole cuatro minaretes. En el interior, a los mosaicos bizantinos cristianos se le añadió cuatro medallones con inscripciones islámicas.
Para evitar disputas, ya en el siglo XX este monumento se ha convertido en museo habitado por turistas que se parten el cuello mirando a la impresionante cúpula y a los gatos que rondan a sus anchas por toda la ciudad.
Para terminar con esta rápida visita a la ciudad antigua de Estambul, las Cisternas de la Basílica. Una cisterna que proveía a la ciudad de agua en caso de que atacaran al Acueducto de Valente. Aunque se construyó en el mismo siglo que Santa Sofía las columnas son romanas de estilo corintio, ¿por qué? porque se las trajeron de la Anatolia. El reciclaje es una forma de vivir y sobrevivir, sino que se lo digan a la Alcazaba de Málaga.
Además de tener capacidad para almacenar casi 10.000 litros de agua, sirvió como escenario en una película de James Bond, Desde Rusia con amor. Otra de sus curiosidades son las dos cabezas de medusa que están en la base de dos columnas, una boca abajo y la otra de lado, había que evitar que alguien posara sus ojos en ella y Medusa lo convirtiera en piedra.
Dos palacios, a la izquierda Topkapi y a la derecha Dolmabahçe. Mi preferido, Dolmahçe. Un complejo que recuerda a la Alhambra, ya que se compone de diferentes edificios de los distintos sultanes. Desde Mehmed II hasta Abdulmecid, Topkapi era la residencia oficial de los sultanes y el centro administrativo. Sin embargo, este último se trasladó a Dolmahçe, un palacio estilo europeo que rompe con toda la tradición arquitectónica y ornamental tan rica del imperio turco. En este último palacio las visitas son guiadas y para hacer fotos tienes que pagar un suplemento de 6 liras. Si te haces pasar por un estudiante de intercambio, en lugar de costarte la entrada 20 liras, te cuesta una.
1 comentario:
guau!!!cuánta información!!y estoy segura de que aun tienes como para 20 entradas más.
Definitivamente, lo que más me gusta de las ciudades es la mezcla. La superposición de culturas y hechos históricos que hacen que un muro no sea un simple muro, sino que tenga muchas cosas que decir.
Sigue culturizándonos!!!
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