lunes, 17 de noviembre de 2014

Espiar a los vecinos

Cada noche, en uno de los apartamentos frente a nuestra ventana, dos mujeres salen juntas a fumar a la terraza. No es un cigarro rápido después de cenar, sino un ritual. Incluso las noches en que el termómetro marca 5 grados, ellas se toman su tiempo para mirar juntas hacia la oscuridad. 

A la derecha hay un edificio de una empresa de arquitectos. Tienen ventanas y mesas enormes, y en la planta de abajo una especie de museo de maquetas con el techo de cristal. Las luces del estudio están encendidas hasta muy tarde. Incluso, a veces, horas después de que nosotros hayamos terminado de cenar.

Y a la izquierda otro edificio que dice ser una biblioteca algo se trae con la iglesia. En ocasiones, hombres de mediana edad pasan caminando rápido con la sotana bajo el abrigo agitada por el viento. 


Debajo de nuestra ventana se ve el jardín interior del edificio. En él hay tres casitas, mágicas, descontextualizadas, y casi secretas. Para llegar a la puerta principal hay que atravesar el jardín, seguir el caminito de piedras y adentrarse entre los setos bajos separadores. A veces la señora de la tercera casa trae algunos arbustos en macetas y los planta en la esquina más alejada del jardín. A ese lugar da una de sus ventanas, la que debe ser la ventana de la cocina. 

En la casa de al lado vive un gato. Es un gato gordo pero ágil y con buen oído. Al golpear suavemente la ventana desde el octavo, él se vuelve a mirarnos y entorna los ojos. Cuando lo dejan salir se pasea por las terrazas de las otras casas y tumba en el tejado común. Y de paso por la terraza de la primera casa, aprovecha para mear y revolver la tierra del macetero con geranios que el primer vecino trata, sin mucho éxito, de cuidar algún que otro domingo de sol.

¿Lo que se proyecta fuera está en el espacio público o es la mirada la que entra al espacio privado?
¿A quién pertenecen esas historias que se narran en las ventanas de los vecinos?
¿A quién pertenece este texto, a la persona que lo escribió o al lector que con su acervo construye una ficción única y propia?



- Sobre las fotos - 
Las fotos no son de mis vecinos, pero son los vecinos de algún parisino. Gail Albert Halaban es una fotógrafa estadounidense con una curiosa manera de crear o narrar historias de otros. La serie "Out of my windows" captura momentos íntimos de la vida de vecinos en Nueva York. Y "Paris Views" (algunas incluidas en este post) no es más que una continuación de este trabajo de "espiar" las ventanas ajenas, pero en París. Las fotos son pequeñas historias libres a la imaginación del que mira, el que ejerce el voyeurismo a través del voyeur. Además, el color, los encuadres y las situaciones de los personajes casi recuerdan más a pinturas que a simples registros de la realidad.

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