Hace unas semanas vimos We need to talk about Kevin, basada en la novela homónima de Lionel Shriver, dirigida por Lynne Ramsay y protagonizada por Tilda Swinton. Eva (Tilda) vive sola en una pequeña casa y trabaja en una agencia de viajes. A través de flashbacks se va reconstruyendo la historia de su familia y, especialmente, la historia de su hijo adolescente; actualmente encerrado en prisión. Un niño difícil desde bebé con el que nunca consiguió establecer una relación emocional madre-hijo.
Aunque en algunas críticas haya leído que "le falta pulso" o que la directora se preocupa más por el "ejercicio de estilo que por hacer creíble el argumento", he de decir que es una de las películas que más me ha gustado últimamente. Plantea preguntas políticamente incorrectas que sabes no podrás responder si no eres madre. A parte de la historia en sí, la directora cuida mucho lo visual, los recuerdos y la transmisión de los sentimientos de la protagonista a través de esos recursos estilísticos, las tensiones con los compañeros de trabajo o el hastío psicológico después de dos años tras la tragedia.
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