martes, 24 de abril de 2012

Graciela Iturbide en la India

Graciela Iturbide (Ciudad de México, 1942) es una de las fotógrafas más conocidas de Latinoamérica. Su capacidad para retratar la tradición mexicana con un pie local y un ojo extranjero, ha permitido que su fotografía funcione como catalizador contemporáneo para las dos miradas, la foránea y la propia. Su imagen "La mujer de las Iguanas", por ejemplo, se ha convertido en un ícono del que se han apropiado diferentes grupos sociales, desde indígenas a grupos feministas internacionales.

Graciela Iturbide 
Ese ojo extranjero con el que mira de lejos la fotógrafa la ha llevado a buscar ese aliento de otros países tan espirituales como el suyo. En No hay nadie, literalmente, no hay nadie. Es un libro-retrato de la India sin sus gentes pero lleno de objetos en los que está la búsqueda del humano, de la mano que los puso ahí. Zapatos expuestos en un muro de la calle, relojes de pared colgados de árboles, carteles escritos en sánscrito, prótesis de piernas a la venta; o bocas, dientes y ojos de gran tamaño que señalan dentistas y oculistas, se suceden en las páginas de este volumen. Parece entonces que los objetos devienen símbolos y, tras ellos, empieza a escucharse un murmullo del país más habitado del mundo.

"El paisaje no exige figuras", afirma Pujol (prologuista de este último libro). Y añade que cuando el mundo era algo indeterminado y no tenía ni nombre, se designaba según sus funciones: "Cuando respiraba le llamaban `aliento`; cuando veía, `vista`; cuando pensaba, `mente`." Ojos que nos miran desde las imágenes de la fotógrafa; sombras casi abstractas que proyectan los muros y huellas de manos sobre las paredes. "Al principio el mundo era algo indeterminado, pero luego se llenó de gente y ahora añoramos el silencio desolado de las piedras", suspira Pujol. Suspira Iturbide y la India con ella.

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