martes, 27 de septiembre de 2011

Historias mínimas: Inelástico


La imaginaba cada segundo del día.
La recordaba de espaldas sirviendo café,
la soñaba en la penumbra de la casa.
Rodeaba su espalda y hundía la nariz en su cuello, 
la agarraba de la cintura.
Y los niños reían del jardinero loco 
que abrazaba el aire con sus guantes de goma.

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