1962. Una noche de bodas de las de antes. Dos jóvenes cenan en la habitación nupcial en Chesil Beach. El tintineo de los cubiertos, las miradas cómplices y el trajín de los camareros. Silencio inquieto entre ellos, ruido en sus cabezas. Miles de pensamientos asaltan a Edward y Florence en esa primera noche en la que perderán la virginidad. Miedo e inexperiencia. Presión social. Angustia.
Chesil Beach es la última obra de Ian McEwan (Anagrama, 2008). Un novela corta, sutil y embaucadora. Un librito que te engancha desde un primer momento y que relata, no solo la angustia de los protagonistas, sino la de una sociedad en periodo de cambio; donde el elitismo burgués choca con nuevas oportunidades.
El narrador salta y se cuela en las cabezas de Florence y Edward, que (como son los pensamientos) fluyen de un tema a otro, de un tiempo a otro,...; en un entrópico vaivén. Lo excepcional de esto es conseguir que el lector nunca se pierda y McEwan lo hace hilando con fina seda los capítulos de la vida de los protagonistas. Sin embargo, en la aguja se salta algunos puntos del bordado y deja algunos flecos. Episodios que explicarían la psicología de los personajes se tratan levemente o apenas se mencionan. Actitud que deja razonamientos abiertos a la libre elección del lector o tramas inconclusas. A gusto del consumidor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario